«Yo no quería saber nada, no conocía nada de todo este mundo y me daba miedo, pero mis nietos insistían con que me podía aliviar el dolor».
Adrián tiene 78 años, fibromialgia, artritis, y los dolores crónicos que ambas patologías le imprimen a su cuerpo.
Hace siete meses consume aceite de cannabis: cuatro gotas a la mañana, y otras cuatro a la noche.
«Mis nietos ya me enseñaron a comprarlo online y ellos me lo van a buscar, pago 2.500 pesos por frasquito, y lo voy a seguir comprando porque el cuerpo me duele muchísimo menos, y descanso mejor.
Todo eso hace que mi estado de ánimo sea otro», dice Adrián.
Es uno de los tantos usuarios que incorporaron el uso del cannabis para sus tratamientos: ese incremento, sostienen los médicos, es exponencial.
Alvaro Saurí es jefe del servicio de Cuidados Paliativos del Instituto de Oncología «Angel H. Roffo«, que depende de la UBA, y da cuenta de ese crecimiento.
«Las consultas de los pacientes que quieren saber si el cannabis puede acompañar su tratamiento se multiplicaron por diez desde que se sancionó la ley, en marzo de 2017. (El uso terapéutico de la marihuana fue aprobado por el Congreso en marzo de 2017, pero se hizo efectivo a partir de la madrugada del jueves 12 de noviembre de 2020, cuando el Gobierno publicó un decreto donde establece la regulación del cultivo doméstico y el expendio en farmacias de aceites y cremas producidas con esta planta). (Infobae)
A partir de esa instancia, entre el 15 y el 20 por ciento de nuestros pacientes nos contaron que ya venían usando aceite de cannabis y buscaron nuestro acompañamiento.
A la vez, hoy de cada diez pacientes, hay cinco que preguntan por la posibilidad de ese uso», describe el médico.